Medio dormidos, nos disponíamos a desayunar y a preparar nuestras cosas para otro largo día que nos esperaba en Roma.
Para empezar, tuvimos una vista panorámica desde el autobús de algunos lugares como el Coliseo, el Vaticano y el Arco del Triunfo, entre los más importantes. Luego nos bajamos del bus y visitamos todo el interior del extraordinario y mítico Coliseo romano. Después nos dejaron tiempo libre para poder comer y visitar por nuestra cuenta algunas cosillas.
Poco después nos reunimos todos en el lugar acordado para ir a visitar entre todos el Panteón, la Fontana de Trevi y la Plaza de España, en la cual, para nuestra sorpresa, había un gran grupo de españoles con la bandera de nuestro país. En la Fontana de Trevi, como es costumbre, todos lanzamos una moneda y nos hicimos unas cuantas fotos.
Después de aquello nos volvieron a dejar tiempo libre y nos reunimos en el lugar acordado para ir a cenar. Cogimos el autobús, cenamos, y nos dirigimos al hotel para que una minoría descansara y la otra gran mayoría fuera a las habitaciones a…. a jugar al parchís.
Temprano y muertos de sueño como de costumbre, nos levantábamos otro día más en Italia. Esta vez tendríamos que coger las maletas para irnos a otro hotel.
Lo primero que hicimos ese día fue visitar la basílica de Santa María de los Ángeles y luego nos dejaron un poco de tiempo libre. Después cogimos el autobús para dirigirnos a Asís.
Una vez en Asís nos volvieron a dejar tiempo libre para poder comer y visitar aquel hermoso (aunque pequeño) pueblo. En ese momento aprovechamos también para comprar recuerdos y hacerle fotos a las magníficas vistas que desde lo alto del pueblo se veían.
Luego nos reunimos y pudimos visitar la basílica de San Francisco de Asís, en la cual tuvimos una pequeña oración. Después de esto nos dirigíamos a los autobuses para realizar el largo viaje hacia Roma.
Una vez en Roma, nos dirigimos a un restaurante para poder cenar. Por último, fuimos en autobús al hotel, nos repartieron las habitaciones y pudimos descansar para el siguiente día.
Cuarto día en Italia y, como siempre, nos tuvimos que levantar temprano.
Después de llenar mucho los estómagos en el desayuno, nos preparábamos para salir y disfrutar de un nuevo día. Esta vez tuvimos que andar para visitar Florencia, ya que lo que queríamos ver no estaba muy lejos del hotel y era más cómodo así que ir en autobús.
Lo primero que hicimos fue ir a una iglesia Carmelita para tener una pequeña misa.
Después nos adentramos más al centro de Florencia para visitar el Duomo y la Piazza Signoria. En esta plaza estaban colocadas gran cantidad de estatuas, entre las que se encontraba una imitación del David de Miguel Ángel. La plaza era como un museo al aire libre y nuestra guía nos dio mucha información sobre aquello.
Luego nos dejaron mucho tiempo libre para comer y para ver los alrededores por nosotros mismos, así como plazas y tiendas.
Más tarde nos tuvimos que volver a reunir todos para visitar la Academia de Arte de Florencia, donde se encontraban gran cantidad de cuadros y esculturas. Aquí es donde se hallaba el verdadero David de Miguel Ángel, pero por razones de seguridad no se le podía hacer fotos (aunque alguna que otra persona las habrá hecho…). Después nos dejaron un poco de más tiempo libre para seguir viendo cosas.
Por último, volvimos andando al hotel y nos arreglamos para ir a cenar y para la fiesta que venía después. La fiesta se celebró en una discoteca bastante “currada” en la cual si te apetecía podías ir a una sala con la música alta a bailar, o si no, podías quedarte en otra sala con la música más baja, sentado y hablando con la gente.
Para terminar volvimos al hotel (unos más bebidos que otros) para poder descansar para el día siguiente (aunque claro, había gente que continuó la fiesta en las habitaciones).
Nos levantamos muy temprano, como viene siendo habitual. Desayunamos por última vez en hotel de Brescia.
Hicimos las maletas, las metimos en el autobús y nos dispusimos a salir hacia Venecia. Hubo algo de tardanza ya que por lo que se pudo ver, algunos alumnos no durmieron lo necesario y se quedaron durmiendo por la mañana.
Cogimos un vaporeto que nos acercó a la ciudad de Venecia.
Llegamos a Venecia, nos dividimos por grupos, y con un guía por grupo, nos enseñaron lugares importantes de la ciudad.
Nos quedamos maravillados por sus puentes, a destacar el puente de los suspiros, llamado así por que los presos que iban a la cárcel pasaban por él, miraban la ciudad por última vez, y suspiraban.
También nos encantó la gran plaza de San Marcos, donde estaba situada la catedral de Venecia, a la que también se le hizo una visita (justo cuando dentro se estaba afinando el órgano).
Nos dejaron un poco de tiempo libre para hacer tiempo para comer. Ese día la comida la pagaba el colegio.
Después de la comida nos dejaron mucho más tiempo libre, lo que algunos aprovecharon para montar en góndola, o, como casi todos, ir al “Rialto”. Lo bueno de esta ciudad es que en sus calles se pueden ver letreros con flechas que te indican el camino hacia los monumentos importantes, es casi imposible perderse.
A continuación cogimos el autobús y nos fuimos a Florencia, donde nos esperaba otro hotel. Por el camino paramos a cenar.
En el hotel nos duchamos y esa noche no hicimos nada en particular, nos quedamos en el hotel, aunque seguro que no todos los alumnos estaban en sus habitaciones...
Nos levantamos muy temprano, como casi todos los días, y desayunamos en el hotel de Brescia. En los desayunos intentábamos comer lo máximo posible ya que puede que de visita a visita no se comiera bien, o lo debido. El desayuno estaba muy bien.
Cogimos el autobús camino a Verona, y allí tenían planeado separar a los alumnos por grupos, y en cada grupo había varios estudiantes italianos (algunos de intercambio que vinieron a Córdoba) que se disponían a enseñarnos lugares importantes de la ciudad.
Llegamos a Verona, y nos reunimos en un “mini coliseo” todos los alumnos y se hicieron los grupos. Cuando ya estaban hechos cada uno se fue por un camino.
Primero los italianos me llevaron a mi grupo y a mí a la casa de Romeo y Julieta, en la que había un pequeño pasillo para poder entrar en la que la gente escribía sus nombres con los de su pareja. Todas las paredes estaban llenas de papeles o pintadas con todo tipo de nombres o de mensajes.
A continuación nos dieron una vuelta por la ciudad, pasando por varias iglesias y junto a un río donde se podía observar un bonito paisaje.
Después buscamos restaurante donde comer y, debo admitir, que ese día comí bastante bien. A continuación nos tomamos unos helados, o tarrinas, como postre.
Volvimos al lugar de partida (el “mini coliseo” de antes) y nos volvimos a juntar todos los alumnos, cogimos el autobús y volvimos al hotel.
Nos duchamos y nos arreglamos para después ir a cenar. Cenamos en el colegio de Madonna della Nieve, en la que después, junto a los alumnos italianos tuvimos una fiesta hasta las doce.
Éramos demasiados alumnos para ir todos en un solo avión, por lo que decidieron dividir a los alumnos en dos grupos para que cada uno volara con un avión distinto y pudieran llegar a Milán sanos y salvos. Yo junto a mis compañeros de grupo de este blog nos encontrábamos en el grupo 1 por lo que describiré el viaje desde ese punto de vista. El grupo 1 voló con la gran compañía “Low-Cost” EasyJet, que aunque aspire desconfianza, el viaje se realizó con total normalidad. El grupo 2 viajó con “Iberia”.
A las 23 horas el grupo 1 salió de Córdoba dirección Aeropuerto de Barajas (Madrid). El grupo 2 realizó en mismo trayecto aunque una hora más tarde. Allí llegamos a eso de las 5 de la madrugada. Cuando por fin acertamos en que terminal debíamos estar, entramos en el aeropuerto y facturamos las maletas. El aeropuerto es inmenso, lleno de cartelitos para que no te pierdas, aunque, era casi imposible no hacerlo.
A eso de las 7 de la mañana estábamos ya sentados en el avión, dispuestos a salir volando. Para algunos era la primera vez que volaban en avión, por lo que eran los que tenían más nervios. La verdad es que con el sueño que teníamos todos, son pocos los que aguantaron despiertos para admirar el paisaje.
Tras dos horas de viaje llegamos a Milán de una sola pieza, sanos y salvos. Tras recoger las maletas, que por cierto no se perdió ni una, nos montamos en un autobús y fuimos a visitar Milán.
En primer lugar visitamos el Castillo de Sforzesco. Y despúes fuimos a ver la majestuosa catredral de Milán (el Duomo). Aquello era inmenso y precioso.
Para comer fuimos a una escuela de la ciudad de Arte. Luego, un tipo con un extraño peinado, parecido al de Einstein, nos explicó cosas sobre moda, ropa, complementos... Era lo que faltaba para que acabásemos todos dormidos después del largo viaje.
Acabada la charla nos fuimos a Brescia en el autobús, donde nos alojamos en el UNA Hotel. La verdad es que estaba muy bien.
Para cenar nos dejaron tiempo libre por el centro de Brescia para que nos averiguásemos la vida y cenáramos por nuestra cuenta. Yo, personalmente, cené en un restaurante que me gustó mucho. Y qué cenamos, pues pizza, como es lógico.
A las doce de la noche estábamos en el hotel, y, nos dispusimos a descansar, que el viaje no daba tregua alguna. Gracias por haberlo leído. Saludos.
